"La solución, Amaya readmisión", se ha gritado esta mañana a las puertas del número 25 de la calle Santiago, sede del Banco Santander. "¿Pero quién es Amaya?" ha preguntado algún transeúnte, que tras leer la hoja informativa elaborada por CGT sobre el caso, se ha cagado en Botín.
Amaya Muñoz, 31 años, teleoperadora, trabajadora del servicio Aegón en la empresa Universal Support, del Grupo Konecta, controlado por el Banco Santander, fue despedida el pasado 25 de octubre, el mismo día que era desahuciada de su vivienda en el madrileño barrio de Valdezarza, por ausencia a su puesto de trabajo en la localidad de Alcobendas.
La empresa, basándose en la última Reforma Laboral del PP, procedió al despido de Amaya por las ausencias al trabajo, con independencia de que estaban justificadas, por baja médica ante la tensión acumulada por la amenaza de desahucio, etc.
Amaya había solicitado con anterioridad al desalojo de su vivienda, por parte de la inmobiliaria Laudea, un cambio de turno para no tener que faltar al trabajo. Cambio que no le fue concedido. "No creo que sea posible, aunque ya eres mayorcita y conoces tus responsabilidades. Ese día no puedes faltar", fue la respuesta de su coordinadora.
Ella quería estar esa mañana fatídica en su casa. [El 16 de julio ya había vivido la experiencia de un primer intento de desalojo]. Las horas previas al desahucio, con un grupo de amigos colocó carteles por su barrio. "Amaya no se va".
Cien policías nacionales acordonaron el bloque de viviendas y llegaron hasta la puerta de la casa de Amaya, con la intención de echarla abajo en presencia de la comisión judicial. Las rudimentarias barricadas levantadas en el interior no se pusieron a prueba. En el último instante, Amaya pidió a sus amigos que abandonaran el piso y salieran.
La historia está recogida en un vídeo grabado por Jaime Alekos que pone los pelos de punta.
Sin casa, sin trabajo
"Añadido a la impotencia y al sufrimiento de perder su casa, Amaya se ha encontrado con la pérdida de su empleo. Un despido repugnante que demuestra la falta de humanidad de una empresa que no ha dudado en hundir aun más a una trabajadora en una situación crítica", se podía leer en la hoja repartida esta mañana por CGT.
Sin embargo, Amaya ha asegurado a diferentes medios: "Me siento con fuerzas, no me voy a desmoronar y voy a ira por todas".
Para CGT se trata de "un despido sin-conciencia, sin-moral, sin-vergüenza", que dice repudiar. "En confluencia con las diferentes concentraciones y actos de protesta que se están realizando en distintas ciudades exigimos la inmediata readmisión de Amaya", concluía la hoja informativa.
Las personas concentradas en Valladolid portaban banderas rojoynegras y una pancarta: "Si tocan a un@, nos tocan a tod@s". Durante el tiempo que permanecieron ante la entidad bancaria gritaron: "Obrero despedido, patrón colgado"; "Konecta y Santander, la misma mierda es" y "Botín recuerda, tenemos una cuerda".
Amaya Muñoz, 31 años, teleoperadora, trabajadora del servicio Aegón en la empresa Universal Support, del Grupo Konecta, controlado por el Banco Santander, fue despedida el pasado 25 de octubre, el mismo día que era desahuciada de su vivienda en el madrileño barrio de Valdezarza, por ausencia a su puesto de trabajo en la localidad de Alcobendas.
La empresa, basándose en la última Reforma Laboral del PP, procedió al despido de Amaya por las ausencias al trabajo, con independencia de que estaban justificadas, por baja médica ante la tensión acumulada por la amenaza de desahucio, etc.
Amaya había solicitado con anterioridad al desalojo de su vivienda, por parte de la inmobiliaria Laudea, un cambio de turno para no tener que faltar al trabajo. Cambio que no le fue concedido. "No creo que sea posible, aunque ya eres mayorcita y conoces tus responsabilidades. Ese día no puedes faltar", fue la respuesta de su coordinadora.
Ella quería estar esa mañana fatídica en su casa. [El 16 de julio ya había vivido la experiencia de un primer intento de desalojo]. Las horas previas al desahucio, con un grupo de amigos colocó carteles por su barrio. "Amaya no se va".
Cien policías nacionales acordonaron el bloque de viviendas y llegaron hasta la puerta de la casa de Amaya, con la intención de echarla abajo en presencia de la comisión judicial. Las rudimentarias barricadas levantadas en el interior no se pusieron a prueba. En el último instante, Amaya pidió a sus amigos que abandonaran el piso y salieran.
La historia está recogida en un vídeo grabado por Jaime Alekos que pone los pelos de punta.
Sin casa, sin trabajo
"Añadido a la impotencia y al sufrimiento de perder su casa, Amaya se ha encontrado con la pérdida de su empleo. Un despido repugnante que demuestra la falta de humanidad de una empresa que no ha dudado en hundir aun más a una trabajadora en una situación crítica", se podía leer en la hoja repartida esta mañana por CGT.
Sin embargo, Amaya ha asegurado a diferentes medios: "Me siento con fuerzas, no me voy a desmoronar y voy a ira por todas".
Para CGT se trata de "un despido sin-conciencia, sin-moral, sin-vergüenza", que dice repudiar. "En confluencia con las diferentes concentraciones y actos de protesta que se están realizando en distintas ciudades exigimos la inmediata readmisión de Amaya", concluía la hoja informativa.
Las personas concentradas en Valladolid portaban banderas rojoynegras y una pancarta: "Si tocan a un@, nos tocan a tod@s". Durante el tiempo que permanecieron ante la entidad bancaria gritaron: "Obrero despedido, patrón colgado"; "Konecta y Santander, la misma mierda es" y "Botín recuerda, tenemos una cuerda".