Canarias Semanal, 17/02/2014
Fernández de Mesa no es un Fernández cualquiera. Es nada menos que el Director General de la Guardia Civil. Esa misma que, según cuentan los cronistas, disparó pelotas de goma contra los subsaharianos que huían espantados de una miseria milenaria de la que los europeos tenemos no pocas responsabilidades.
Fernández, que como decíamos no es un Fernández cualquiera, ha tenido el penoso "honor" de haber ocupado los primeros titulares de prensa estos últimos días. El mérito le corresponde justamente por haber tenido la osadía de negar ante el mundo entero que las fuerzas de la Guardia Civil habían sido protagonistas activas del hecho.
Posiblemente, Fernández cometió tal desliz porque ignoraba que discretos testigos habían grabado en vídeo - ¡ah, los malditos vídeos! - las escenas de tan macabra operación.
Ni que decir tiene que los argumentos de Fernández quedaron hechos trizas al ser confrontados con las insospechadas grabaciones. Y Fernández tuvo que aguantar en silencio el desmentido de su propio ministro, que se vio forzado a desmontar la falacia construida por su mendaz director general. La Unión Europea, Amnistía Internacional y un corolario de organizaciones nacionales e internacionales han exigido el esclarecimiento de los hechos y han amenazado con sanciones a España por su manifiesta "negligencia" en la operación contra los inmigrantes africanos.
Los incidentes que presuntamente provocaron estas muertes masivas ya son ampliamente conocidos y no incidiremos más en ellos por ahora. Sin embargo, puede resultar relevante el conocimiento de la personalidad y biografía de quien se atrevió a mentir de manera tan desvergonzada.
¿QUIÉN ES ARSENIO FERNÁNDEZ DE MESA?
Según ha narrado el digital El Plural, publicación adscrita a la órbita de la socialdemocracia bipartidaria y, por tanto, muy bien informada de aquellos asuntos que atañen a sus competidores en el acceso al Ejecutivo gubernamental, el historial político de Arsenio Fernández de Mesa se remonta nada menos que a los principios de los años 70.
Ya a comienzos de esa década, el joven Arsenio se movía en los entornos políticamente fascistas de la Galicia que en su día vio nacer a Francisco Franco y al mismísimo Mariano Rajoy. Según cuentan sus condiscípulos de entonces, en el Instituto de Bachillerato Concepción Arenal, del Ferrol, Arsenio Fernández estaba integrado en uno de los grupos ultras que intentaban neutralizar al rojerío que ya por aquella época se empezaba a reproducir como setas en ese municipio gallego.
Según cuentan testigos que compartieron aulas con el hoy director general del "benemérito" Cuerpo, Fernández de Mesa organizaba cada lunes reuniones adoctrinadoras en el patio del Instituto, que contaban con la participación de un grupo de jóvenes fascistas empeñados en tratar de impedir la caída de la dictadura. Pero sus actividades "políticas" no se reducían a meros parloteos teóricos en el patio del cole. "Cuco", que así era como se le conocía entonces, organizaba "patrullas" los fines de semana por la noche, cuyo objetivo consistía en la "caza y captura" de presuntos enemigos de la dictadura franquista.
No son pocos los que recuerdan todavía hoy cómo en 1977, ya muerto el dictador, "Cuco" custodió junto con sus camaradas la inauguración del monolito dedicado a Franco en el municipio de Cedeira. Según cuentan hoy los testigos, Arsenio Fernández y los suyos actuaron en esa ocasión como "fuerza de contención" contra los vecinos que se oponían al disparatado homenaje al autor histórico de tantos crímenes.
UN PROTEGIDO DEL CACICATO ULTRACONSERVADOR GALLEGO
Arsenio no fue precisamente un lumbreras. No pudo acabar sus estudios y ni siquiera intentó acceder a la universidad. No obstante, los "servicios prestados" le ayudaron a entrar en el Ayuntamiento de Ferrol como jardinero. Y fue a partir precisamente de la jardinería y de la ayuda de la familia de Jesús Suevos -uno de los más conspicuos teóricos del franquismo y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera - como "Cuco" pudo enlazar sus antiguas andanzas franquistas con su carrera en el nuevo régimen político de la monarquía juancarlista. El marco de sus nuevas relaciones personales y políticas iban a permitirle a Arsenio Fernández entrar por la puerta grande en el Partido Popular gallego.
Sin abandonar su apariencia atildada, ni dejarse de engominar su poblada cabellera, a partir de entonces Arsenio Fernández emprendió una meteórica trayectoria política que le conduciría al Congreso de los Diputados en Madrid. En el nuevo campo de batalla madrileño, a "Cuco" se le franquearon las puertas de múltiples relaciones personales y políticas, un requisito clave para progresar en la nueva España de la monarquía juancarlista
El nombre de Fernández de Mesa empezó a aparecer frecuentemente en los titulares de prensa. Hay que decir que no siempre con fortuna, como la de aquella ocasión en que el intrépido Arsenio pidió al Ejecutivo de Felipe González que utilizara los buques de guerra de la Armada española contra los pescadores del fletán canadiense. Posiblemente arrebatado por sus viejas pulsiones fascistoides, "Cuco" llegó a declarar urbi et orbi en la prensa que "a un gobierno tan débil como el canadiense, que es incapaz ni siquiera de defender lo que le corresponde, caña con él". ¿Sería ese el mismo pensamiento que circulaba por las neuronas cerebrales de "Cuco" cuando se desencadenó la tragedia en las playas de la colonia española en el Norte de África?
La carrera política de Arsenio Fernández de Mesa ha tenido, pues, además de sus singularidades, un recorrido de vertiginosa verticalidad ascendente.
Comentan en los ámbitos de la Galicia profunda que el PP autóctono nunca estuvo conforme con su nombramiento como director General de la Guardia Civil. Al parecer, según cuentan, les parecía un cargo de rango menor. Todos los indicios indican que el poderoso cacicato gallego deseaba algo más brillante para su protegido. Incluso llegó a decirse que estuvieron presionando a Rajoy para que lo nombrara ministro de Defensa. Por razones que desconocemos, tales deseos no pudieron ser cumplidos. Al fin y al cabo, la derecha suele atender mucho al pedigrí de sus recomendados, y Pedro Morenés, el ministro de Defensa actual, con sus cargos ejecutivos en la industria privada de armamento pesó siempre mucho más que este "self made man" llamado "Cuco" Fernández".
Todo induce a pensar que la carrera política de Arsenio ha concluido después de sus cantosas falsificaciones de lo ocurrido en la playa ceutí de Tarajal. Pero no hay que perder las esperanzas. En la España de la monarquía, como sucedió antes en la de Franco, nada es imposible tratándose de asuntos relacionados con la clase dominante. ¿No llegó el inefable registrador de la propiedad Mariano Rajoy a la Presidencia del Gobierno pese a su catastrófica gestión del affaire Prestige? ¿Por qué no iba a llegar el aguerrido Fernández de Mesa a ocupar un día, cuando todo se haya olvidado, la cartera de Defensa?
Y si no, tiempo al tiempo.
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