Vozpópuli, 27/08/2014
El sindicato Acaip alerta de que las prisiones valencianas no cuentan con espacio suficiente para atender a los reos que, por miedo a no subsistir en la calle, rechazan el tercer grado.
Los presos no quieren salir de la cárcel. Es lo que está ocurriendo en Alicante, donde varios reclusos de la prisión de Fontcalent se niegan a acogerse al tercer grado y abandonar su encierro durante el día ante la falta de trabajo y recursos para subsistir, según informa el periódico local Información. El sindicato penitenciario Acaip ha alertado de la falta de previsión de los complejos, que no están preparados para acoger a estos presos, que pasan toda la jornada en un espacio reducido al que supuestamente solo deberían ir a dormir.
La situación de desesperación es tal que los reclusos llegan a pedir a sus abogados que no pidan fianza para ellos, ya que en la calle no tienen nada. Es más, algunos reos renuncian a ello ya que si cumplen seis meses entre rejas y en el caso de que tengan cargas familiares, tienen derecho a un subsidio de paro cuando sean puestos en libertad.
Ni siquiera tener un empleo es hoy requisito para la concesión del tercer grado, aunque puede ayudar. Y aquellos que aceptan salir, sin éxito, para buscar ocupación vuelven a recluirse "ellos mismos", ya que "no hay motivo para que vuelvan a salir", explican fuentes del sindicato.
Las cárceles de la provincia de Alicante superan en un 150% su capacidad de alojar a presos, según el informe de Acaip sobre la situación de las prisiones valencianas.
«Con el panorama de crisis que existe, algunos optan por no salir y se quedan allí durante todo el día. Esas instalaciones no están previstas para que estos internos pasen allí todo el tiempo y ni siquiera hay un número fijo de funcionarios asignados», advierte un portavoz del sindicato.
En concreto, en la cárcel alicantina de Fontcalent hay hasta 166 reclusos en situación de tercer grado, aunque Acaip no sabe con exactitud cuántos de ellos se niegan a salir.
Un problema nacional
El problema de los presos que no quieren dejar la cárcel agudiza una situación de la que están resintiéndose cárceles de toda España. La multiplicación de la población reclusa en España está también disparando la factura de Instituciones Penitenciarias. Según los datos de interior, el número de presos en España se ha disparado durante los últimos 20 años para pasar de los 33.058 que había en 1990 hasta los 73.929 en 2010, es decir, más del doble.
España se ha convertido ya en el país de Europa occidental con más porcentaje de su población reclusa, con 159 presos por cada 100.000 habitantes frente a los 96 de media europea, según los datos del Ministerio del Interior. Sólo países como Montenegro, Letonia o Lituania superan las tasas españolas.
La saturación de las prisiones no se produce sólo por el aumento de la población reclusa sino también por el alargamiento de su penas. Los endurecimientos del Código Penal han conseguido que la estancia media en prisión se haya duplicado en dos décadas para pasar a los 18 meses actuales, el triple que nuestros países vecinos y el doble que la media de la UE.
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